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Cómo afecta el desperdicio alimentario a la seguridad alimentaria global

  • 30 jul
  • 4 Min. de lectura
seguridad alimentaria

El planeta produce alimentos suficientes para nutrir a toda su población. Sin embargo, más de 735 millones de personas padecieron hambre en 2023, según datos del informe conjunto de FAO, UNICEF y el PMA. Mientras tanto, cada año se desperdician 1.300 millones de toneladas de comida, lo que representa cerca del 30% de todos los alimentos producidos a nivel mundial.


Esta paradoja es insostenible desde cualquier punto de vista y requiere una acción urgente. Desde Plato Limpio defendemos que reducir el desperdicio alimentario es clave para mejorar la seguridad alimentaria global, mitigar el cambio climático y garantizar el acceso equitativo a los alimentos, especialmente en las zonas más vulnerables.


Despilfarro y hambre: dos caras de una misma moneda


La inseguridad alimentaria no se debe únicamente a la escasez física de alimentos, sino a una distribución desigual y un uso ineficiente de los recursos. Los alimentos se pierden o desperdician a lo largo de toda la cadena alimentaria: desde la cosecha, almacenamiento y transporte, hasta la venta al por menor y el consumo en hogares.


  • En los países en desarrollo, la mayor parte de las pérdidas ocurre durante la cosecha y almacenamiento, debido a falta de tecnología, infraestructuras deficientes y logística inadecuada.

  • En los países industrializados, el desperdicio se concentra en la fase de consumo: hogares, restaurantes y supermercados desechan grandes cantidades de comida en buen estado por criterios estéticos, exceso de compras o caducidades mal gestionadas.


Este despilfarro tiene efectos directos sobre la seguridad alimentaria:


  • Aumenta la presión sobre los sistemas productivos, provocando un uso excesivo de tierras, agua y energía.

  • Contribuye a la volatilidad de los precios, dificultando el acceso a alimentos asequibles en regiones vulnerables.

  • Reduce la oferta real disponible de alimentos nutritivos, generando desequilibrios que afectan a la población más pobre.

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Impacto económico y ambiental del desperdicio


El desperdicio alimentario tiene un coste económico global estimado en más de 1 billón de dólares al año (FAO, 2021). Pero más allá de la economía, también representa una grave amenaza ambiental:


  • Se utilizan 250 km³ de agua dulce anualmente para producir alimentos que nunca se consumen, el equivalente a tres veces el volumen del lago Ginebra.

  • Se emiten 4.400 millones de toneladas de CO2 equivalente cada año debido al desperdicio, lo que convierte a los alimentos desechados en el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, solo por detrás de China y EE.UU.

  • Se desaprovechan 1.400 millones de hectáreas de tierra cultivable, lo que acelera la deforestación y la pérdida de biodiversidad.


Este impacto contribuye al cambio climático, que a su vez es uno de los principales factores de la inseguridad alimentaria, al afectar la producción agrícola, provocar sequías, inundaciones y desplazar a poblaciones rurales.


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Cómo el desperdicio alimentario agrava la desigualdad


El despilfarro de alimentos en los países ricos genera una demanda artificial de productos agrícolas, que repercute en las regiones productoras del Sur Global. Esto puede provocar:


  • Aumento de precios internacionales, afectando la capacidad de compra de los países más pobres.

  • Falta de disponibilidad de productos básicos a precios razonables en mercados locales.

  • Pérdida de soberanía alimentaria, al priorizarse cultivos de exportación frente a los de consumo interno.


Un ejemplo claro es el del desperdicio de cereales y carne en Occidente, que fomenta la sobreproducción de piensos y carne en zonas vulnerables, generando competencia por recursos como el agua y la tierra.


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Plato Limpio: compromiso con la justicia alimentaria


En Plato Limpio creemos que la lucha contra el desperdicio alimentario es también una lucha por la justicia global. Por ello:


  • Promovemos la reducción del desperdicio desde la producción hasta el consumo, fomentando buenas prácticas, legislación eficaz y educación al consumidor.

  • Apoyamos la redistribución de excedentes alimentarios hacia bancos de alimentos, comedores sociales y otras iniciativas solidarias.

  • Colaboramos con colegios e instituciones educativas para fomentar una alimentación sostenible y accesible desde las aulas.


Nuestro objetivo es que ningún alimento apto para el consumo se pierda, y que cada recurso natural usado para producirlo sea aprovechado de forma responsable.


Medidas urgentes y necesarias


Para mejorar la seguridad alimentaria global es fundamental:


  1. Implementar leyes contra el desperdicio, como la ley francesa que obliga a los supermercados a donar alimentos. En España destaca la Ley 1/2025 de prevención de las pérdidas y desperdicio alimentario, que incluye la obligación de contar con planes de prevención, prioridad a la redistribución alimentaria y fomento de la economía circular, entre otras medidas.

  2. Invertir en tecnología y logística en los países en desarrollo para reducir pérdidas post-cosecha.

  3. Educar a consumidores y empresas sobre la planificación de compras, el aprovechamiento de sobras y la correcta interpretación de fechas de caducidad.

  4. Impulsar la cooperación internacional para garantizar el acceso justo y sostenible a los alimentos.



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No hay seguridad alimentaria sin alimentos para todos


El desperdicio alimentario es un lujo que el planeta no puede permitirse. Reducirlo es clave para acabar con el hambre, proteger el medio ambiente y construir un futuro más justo. En Plato Limpio trabajamos para que cada alimento cuente y para que ninguna persona pase hambre mientras otros tiran comida.


Actuar ahora es una cuestión de justicia, de solidaridad y de supervivencia.

 

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