Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos: aprende a actuar con la formación de Plato Limpio
- 25 sept
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La ONU estableció el 29 de septiembre como el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, un problema de alcance global. Según la FAO, aproximadamente un tercio de los alimentos producidos para consumo humano se pierde o se desperdicia cada año, lo que equivale a miles de millones de toneladas. Por ejemplo, en 2021 se estimaron 1.250 millones de toneladas perdidas tras la cosecha y 1.050 millones durante la fase de consumo. Gran parte del desperdicio ocurre en los hogares, responsables de cerca del 60% del total. Paradójicamente, mientras 2.330 millones de personas (el 28,9% de la población mundial) sufrían inseguridad alimentaria en 2023, más de 900 millones pasaban hambre.
Las consecuencias ambientales son muy graves: producir y tirar comida genera entre el 8% y el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y malgasta recursos clave (agua, suelo y energía). Además del impacto en el planeta, el despilfarro tiene un coste económico enorme: se calcula que globalmente equivale a unos 940.000 millones de dólares al año, recursos que podrían invertirse en apoyar sistemas alimentarios sostenibles o en reducir la pobreza. La cuestión también es social y ética: desperdiciar alimentos en un mundo con hambre es insostenible.
La realidad en España
España no es ajena a esta situación: se estima que se tiran unos 1.300 millones de kilos de alimentos al año. Este desperdicio ocurre en hogares, industria y servicios (por ejemplo, los comedores y restaurantes). Para atajarlo, en 2025 ha entrado en vigor la nueva Ley 1/2025 de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario, que obliga a comedores escolares, empresas de restauración, supermercados y otros agentes a tomar medidas (redistribución de excedentes, ajuste de procesos, donaciones, etc.) para minimizar el despilfarro.

Impacto ambiental, económico y social
El desperdicio de alimentos tiene impactos ambientales directos: cada kilo de comida desechada implica derrochar el agua, la tierra y la energía utilizados en producirla. Además, la comida en vertederos genera gases contaminantes. Por todo ello, reducir el desperdicio es una de las acciones más eficaces para combatir el cambio climático.
En términos económicos, el despilfarro equivale a enormes pérdidas de dinero. Según la ONU, el coste anual global supera los 940.000 millones USD. Ese dinero malgastado es un síntoma de ineficiencia que afecta tanto a familias como a empresas. Socialmente, el desperdicio profundiza las desigualdades: mientras toneladas de alimentos se desechan, millones de personas sufren hambre o desnutrición. En 2023, casi una de cada once personas en el mundo padeció hambre según FAO. Frente a esta injusticia, reutilizar la comida excedente y educar al respecto son claves para una distribución más equitativa de los recursos.
El papel de la comunidad educativa
El sector educativo es fundamental para cambiar esta realidad. Las escuelas y sus comedores son espacios de aprendizaje donde los niños pueden adoptar hábitos responsables desde pequeños. Al involucrar a toda la comunidad (profesorado, estudiantes, cocineros, familias, gestores), los mensajes sobre consumo responsable y nutrición consciente se multiplican.
Como afirmamos desde Plato Limpio, se trata de “medir, sensibilizar y acompañar a toda la comunidad educativa en la transformación de sus hábitos alimentarios". De hecho, los colegios tienen “un poder transformador enorme” y el comedor es “el lugar perfecto para aprender sobre sostenibilidad y alimentación consciente". Ejemplos prácticos lo confirman: iniciativas escolares han logrado involucrar a padres e hijos en proyectos de huertos, compostaje y valoración de la comida, logrando que los niños discutan en casa sobre no tirar recursos.

Plato Limpio: medir, educar y actuar
Plato Limpio somos una plataforma educativa y tecnológica diseñada para combatir el desperdicio en comedores escolares. Combinamos herramientas digitales con recursos pedagógicos: por un lado, una aplicación (reducefoodwaste.io) con inteligencia artificial permite registrar al instante cada sobra de comida. Con solo fotografiar o pesar los restos, el sistema los clasifica automáticamente y acumula datos día a día. De este modo los centros conocen exactamente qué platos generan más desperdicio y hasta calculan la huella de carbono asociada a cada porción tirada.
Formación y recursos de Plato Limpio
Al mismo tiempo, en Plato Limpio impartimos formaciones adaptadas a cada colectivo de la comunidad educativa y de la restauración, combinando datos impactantes, dinámicas participativas y herramientas prácticas para que cada grupo pueda actuar de forma eficaz contra el desperdicio. Estos son sus principales programas:
1️⃣ Público general: “Desperdicio alimentario: un problema de todos”
Un curso de introducción que explica, con ejemplos claros y cifras actualizadas, la magnitud del desperdicio alimentario a nivel mundial, europeo y español. Incluye dinámicas para reconocer los propios hábitos de consumo, ejercicios de planificación de compras y pautas de conservación en casa.
Duración orientativa: 2–3,5 horas.
Objetivo: Tomar conciencia de que cada gesto cuenta y que las decisiones diarias pueden reducir el desperdicio de forma inmediata.
2️⃣ Educadores: “Educar para no desperdiciar: el aula y el comedor como espacios de transformación”
Dirigido a profesorado de cualquier etapa, este programa ofrece estrategias para integrar el tema en el currículo de ciencias, matemáticas, lengua y valores, siguiendo metodologías activas como Aprendizaje Basado en Proyectos o gamificación. Incluye recursos listos para aplicar en clase, fichas para medir el desperdicio en el comedor y actividades para implicar a familias.
Duración orientativa: 6–8 horas.
Objetivo: Dotar al profesorado de herramientas para convertir el comedor escolar en un laboratorio de sostenibilidad y ciudadanía.
3️⃣ Personal de cocina y catering y empresas: “Introducción a la Ley y buenas prácticas de cocina sostenible”
Curso práctico para equipos de cocina de centros educativos y empresas de restauración colectiva. Explica las obligaciones de la Ley 1/2025 de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario, técnicas para ajustar raciones, reaprovechar excedentes de forma segura y planificar menús de temporada. Incluye simulaciones de medición de restos y recomendaciones de trazabilidad.
Duración orientativa: 6–8 horas.
Objetivo: Cumplir la normativa y, a la vez, optimizar procesos internos para reducir costes y huella ambiental.
4️⃣ Familias: “Hogar sin desperdicio”
Una formación pensada para madres, padres y cuidadores que quieren implicar a toda la familia. Aporta técnicas de planificación semanal, recetas de aprovechamiento, trucos de conservación y actividades para que los niños participen en la reducción del desperdicio. Incluye propuestas de retos familiares y dinámicas de juego para motivar a los más pequeños.
Duración orientativa: 4–5 horas.
Objetivo: Trasladar la cultura del aprovechamiento a la vida cotidiana del hogar y reforzar lo aprendido en la escuela.

Conclusión: pequeños gestos, gran diferencia
Reducir el desperdicio alimentario no es solo un objetivo lejano: empieza en las acciones cotidianas de cada colegio y familia. Pequeños gestos –como ajustar las raciones, servir solo lo que vayamos a comer, reutilizar ingredientes sobrantes o compostar los residuos vegetales– pueden marcar una gran diferencia cuando la comunidad educativa entera se suma al esfuerzo.
Por ejemplo, un niño que aprende a no tirar el pan en la escuela lo comentará en casa; un cocinero que ve resultados de su trabajo de concienciación seguirá mejorando su menú. Si todos actuamos juntos, el mensaje del 29 de septiembre dejará de ser solo simbólico y se traducirá en hábitos diarios. ¡Cada bocado que no se tira cuenta, y todos podemos sumar nuestro granito de arena para lograr comedores más sostenibles y solidarios!




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